El CEO de Esri y su relación con Venezuela
Jack Dangermond es un hombre sencillo, de fácil sonrisa y con un aire ingenuo, casi infantil. Su estampa no corresponde a la de un triunfador. A finales de los 70s estuvo en Mérida y Maracaibo, invitado por mi amigo Ramón Pérez para dictar unas charlas dentro de su área, la consultoría ambiental. Más adelante, se empresa Enviromental Systems Research Institute (ESRI) participo en trabajos de impacto ambiental de las minas del Guasare, también en el Zulia. Me cuenta Ramon que hacia el ano 85, Esri habia desarrollado un Software de creacion de mapas orientado a sus actividades de consultoria ambiental. Alrededor de 14 personas se reunieron ese año en Retmont, California, sede de la empresa. Fue la primera reunion de usuarios de su aplicación.
Hoy me encuentro de asomado en el inmenso Centro de Convenciones de San Diego, California atendiendo la Reunion Internacional de Usuarios de Esri del 2011. Ante mi el mas impresionante conglomerado de personas que he tenido la oportunidad de ver en una sola sala cerrada: mas de 15.000 participantes, segun Jack, lo escuchan en la apertura de una semana de conferencias sobre sus tecnologias de Informacion Geografica. Esa cantidad de gente equivale a dos veces y media toda la población de Terrazas del Avila!. En cierto momento, Jack pide a todos que nos demos vuelta y conozcamos a nuestro vecino de atras. Me topo con un rostro asiatico; es una muchacha de Azerbaijan. A su lado esta Loretta, una simpatica negra de dientes enormes, proveniente de Belize.
Luego de la impecable intervencion de Jack, apoyada por impresionantes recursos escenograficos, la multitud sale a almorzar. Parece una invasion de hormigas apoderandose de las calles de Gas Lamp District, en el centro historico de San Diego. Todos los comercios del area saludan con afiches la presencia de los asistentes a la conferencia de jack y su empresa. Mi asombro se incrementa al ver fuera del auditorio los eventos colaterales: una enorme galeria de mapas impresos por los usuarios, donde se destaca un pabellon de gobierno de Abu Dahbi. Abajo una muestra comercial de mas de 300 empresas que desarrollan tecnologias asociadas a las iniciativas de Esri. Al lado, la tienda de souvenires de la empresa, ocupa unos 500 m2.
Sin salir de mi estupor (pues no estoy presenciando un encuentro de Google o Microsoft, sino de una desconcida firma ubicada en un pequeño pueblo del desierto californiano), reinciden en mi mente las preguntas que cualquier habitante de nuestras sociedades tiene el deber de hacerse sobre el denominado «sueño americano» que con tanto poder ejemplifica hoy Jack Dagermond.
San Diego, en California es una pulcra y costosa ciudad (the finest US city, segun el alcalde) en toda la frontera con Méjico. A unos pocos kilometros de donde me encuentro la ciudad deja de llamarse San Diego y se convierte en la tercermundista ciudad de Tijuana. Dos enormes barricadas de metal separan ambos mundos Curiosamente, los habitantes de San Diego amantes del acontecer folclórico mejicano prefieren contemplar la cultura de sus vecinos en el «Old Town», una recreación al estilo Disney World de un idílico pueblo mejicano con sonrientes mariachis, tunas y tienditas de artesanías y buenos restaurantes donde los mesoneros visten coloridas ruanas y escenifican su sonrisa comercial; todo es pulcro, placentero y no trasluce en lo más minimo las visicitudes del otro lado de la frontera.
San Diego es, también una ciudad conservadora por la presencia de una nutrida poblacion militar. Varios de los enorme portaviones y submarinos nucleares como el Ronald Reagan tienen sus bases cerca de Coronado, la isla que domina la mayor la vista sur del Centro de Convenciones. En una de las carteleras de la conferencia, concebida para que cualquier participante comunique sus pensamientos, alguien escribe «stop bombing poor countries, that increase enviroment damage».
Ciertamente, Estados Unidos es una potencia imperial, con todas las connotaciones negativas que ello implica. Pero ha encontrado una pragmática y brutal fórmula para el crecimiento económico: la creación de riqueza estimulada por el bestial espiritu de competencia heredado de los reptiles primitivos. La television local es, en estos dias escenario de una dura campaña del partido republicanos en contra del Presidente Obama: lo acusan de haber incrementado irresponsablemente la deuda interna para financiar sus programas sociales, pero sobre todo, lo atacan por querer aumentar los impuestos a los ricos, «generadores de riqueza y puestos de trabajo». En nuestro pais, se combate la generación de riqueza individual, pues ello conlleva automáticamente a la explotación del hombre por el hombre.
Me pregunto cuan rico el sueño americano ha convertido a Jack. No lo sé. Lo que si estoy seguro es que la enorme riqueza que su intelecto ha generado ha contribuido, sin duda al progreso de muchas areas de la sociedad y ha hecho prosperos a miles de personas que hoy lo escuchan. Dónde está la pobreza que, según la concepción marxista, debe haberse generado con el crecimiento de Esri? No se lo preguntemos a los comerciantes del Gas Lamp en San Diego, sonrientes ante la presencia de conferencistas. Sin dejar de simpatizar decididamente con las atacadas reformas de Obama, no es dificil concluir que el mito marxista carece de fundamento: Bill Gates, posiblemente como Jack, se ha hecho inmoralmente rico, pero al hacerlo ha generado enorme cantidad de desarrollo y riqueza más alla de sus dominios. Ahora se empeña en vacunar con sus «ahorros» a todos los niños de Africa. Probablemente sería mas efectivo que financiara el desarrollo de una vacuna contra los virus ideológicos del pasado que tanta pobreza e infelicidad estan generando en el presente.